Es la hora de comer y Antonino quiere conseguir los mejores manjares para su amigo Oso. Por esta razón a primera hora de la mañana, Antonino escala la montaña para llevarse leche fresca de cabra… Empieza así otro día en el que Antonino no parará quieto, aunque, con tanto escalar, correr y nadar, se olvidará de averiguar qué opina su amigo Oso. ¿Está contento? En realidad nada parece ensombrecer nuestro héroe, ya que para toda contrariedad tiene una solución. ¡Tres hurras para este incansable hombrecito!