Ha llegado el momento de que el Primer Ser Terrestre que Conoció a un Marciano cuente lo que pasó ese lejano agosto en el que el marciano Marc cayó en el balcón del narrador con su heladera estropeada. Porque un marciano sin heladera no es nadie. Esto ahora lo sabe cualquiera, pero por ese entonces los humanos teníamos unas ideas distorsionadas sobre los marcianos, en realidad no sabíamos nada y, desde luego, jamás habríamos imaginado lo que estaba a punto de pasar. Todo fue gracias al sistema de comunicación marciano, tan especial como para cambiar para siempre la vida en la Tierra… ¿Quién habría imaginado que aprenderíamos a dejar de estar tan centrados en nosotros mismos?