Érase una vez un gato que no podía parar de pensar en ratones. Ratones de todo tipo y en todas las situaciones imaginables. Sin embargo intuía que había un ratón que se le escapaba. Por eso se quedaba encerrado en casa, empeñado en imaginar el ratón que faltaba, así que nunca salía con sus amigos. Hasta un día en el que alguien llamó a la puerta… Un libro que a través de unas deliciosas y tiernas ilustraciones, cuenta una historia que nos habla de ese momento tan delicado en el que nos atrevemos a abandonar el mundo de las previsiones, perspectivas y expectativas para zambullirnos de lleno en lo real.